En este caso el legado llego a mi de la mano de mi abuela Eliana.
Cuando pequeña, siempre vi como mi abuela tejia cosas para la casa y chaquelitos o cosas por el estilo.
Creo que era su manera de escapar de casa, arrancarse de los horarios, las reglas, las obligaciones y de mi abuelo.
El tejido traia el sol, la siesta bajo la parra, los perros a sus pies , las ciruelas recién cortadas del arbol. Libertad!
Su cabellera larga y rubia al sol ,su peculiar figura ,sus senos, mas gigantes que una sandía.. sus comidas inspiradas en lo que tenia a la mano, sus postres, sus colores, sus abrazos .. y sus silencios.
Sus palillos, guardados como aquel tesoro que comentaba a sus nietos. Crearon infinitas formas , texturas, amuletos.
Cuando la recuerdo, recuerdo que lo que hago es por encontrar ese espacio propio. Aprendo a obviar aquellas intenciones, insinuaciones, falsas indentidades.
Sin mi parra, ni mis perros, me sumerjo en mi mundo de colores , bajo una leve luz que atraviesa por mi ventana de seis a siete. Al lado , dejo mi agua de hierbas de cedron o manzanilla con miel. Me siento en mi futón color rojo, y miro peliculas extrañas o dramaticas, escucho música del mundo o recuerdos del pasado.
A veces no quiero parar de tejer... es que en realidad, a veces o casi siempre necesito Libertad!.
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